A principios de marzo de este año, a propósito del Día de la Mujer, circuló el resultado de un estudio del Peterson Institute for International Economics señalando que las empresas que asignan un 30% de sus altos puestos ejecutivos a mujeres tienen un 15% más de ganancias que aquellas que no lo hacen. Entonces el mundo exclamó “¡Ooooh! ¡Aaaah! Quizá deberíamos contratar más mujeres”. La noticia circuló por todo el mundo, nos hicieron edulcoradas felicitaciones por la conmemoración del 8 de marzo y listo, chicas, nos vemos el próximo año.
Sin embargo, uno de los hallazgos más reveladores del estudio casi no se abordó y es el hecho de que “no existe evidencia de que haya mayor rentabilidad cuando una mujer es presidenta y que su desempeño es igual que el de sus homólogos hombres”.
La mujer en el entorno profesional ejecuta tan eficientemente sus tareas como sus colegas hombres y, sin embargo, sigue ganando un salario 30% menor al de ellos. La contratación de las mujeres está condicionada a su edad reproductiva porque para las empresas es costoso asumir un permiso de maternidad. Pero si los permisos fueran iguales para ambos padres, el género dejaría de ser un problema. Por otro lado está el acoso. Si bien a lo largo de los años se han tomado acciones para prevenir el acoso sexual en los lugares de trabajo, las mujeres seguimos lidiando con comentarios pasivo-agresivos o chistecitos que no dan risa.
No es un secreto que en CREA Comunicaciones somos un equipo conformado en su mayoría por mujeres. Con una honrosa excepción masculina en su Junta Directiva, toda la operatividad de la empresa está en manos femeninas. A pesar de que no ha sido una política deliberada, así ha ocurrido y a lo largo de los años hemos tenido que escuchar preguntas en tono de “machismo simpático” sobre si nuestro ambiente laboral es tenso porque somos muchas mujeres, cómo lidiamos con las hormonas, o, incluso, si se nos han alineado los ciclos menstruales (¿?). Ante esto, siempre funciona respirar profundo y recordar lo terriblemente grosero que sería ir a una reunión en una empresa cuya plantilla fuera 90% masculina y preguntarles cómo lidian con el exceso de testosterona o si en lugar de hacer reuniones de estatus juegan rugby, “porque son todos hombres”. Está fuera de lugar y tienen que dejar de hacerlo.
Así las cosas, en un mundo difícil que afortunadamente dejó de ser “a man´s world” para ser el lugar de todos –hombres, mujeres, niños, ancianos, homosexuales, transgéneros– las mujeres seguimos labrándonos nuestro camino luchando contra los rastros del machismo, el sexismo que cada vez es más agresivo y titulares de prensa que nos tratan como a fenómenos de circo. No son buenas noticias, pero son las que tenemos, y seguimos trabajando para que eso cambie, al menos en nuestros entornos inmediatos.
Melanie Pérez Arias – Directora de Contenidos